Sin timidez para la belleza
Como
gran parte de los paisajes de las montañas en Moa, Farallones resulta una
imagen paradisíaca. Bien le viene el nombre al lugar, pues a kilómetros de
distancia resaltan las pendientes verticales, blancas, que percibidas desde
arriba son farallas, precipicios envidiables
para las personas amantes de los deportes extremos. Miradas desde abajo,
y aunque la vista pueda engañar, mucho más de CIEN metros separan al suelo de
las cumbres.
A
lo lejos se puede imaginar cuánta exuberancia podrá encontrarse en el sitio. No
hay decepción al llegar. Bosques con una humedad sofocante que se saben cobija
para innumerables animales preciados en esos ecosistemas, y joyas de la fauna
nacional, son el preámbulo a la gran maravilla.
Es
definitivamente el sistema cavernario Gran Cueva de Farallones, uno de los más
extensos e importantes de la isla, en cuya entrada está la meta, el premio de
cualquier caminata emprendida desde la comunidad. La corriente que acompaña
todo el camino, las rocas erosionadas por un agua imperturbada durante siglos,
lo difícil del andar, el paso entorpecido por caprichos del relieve, todo se
compensa al llegar a la cueva.
Pocos
son los afortunados que perseveran lo suficiente. Quienes alcanzamos el lugar
preciso donde de la tierra brota el río y se pierde la vista en la oscuridad,
en la que solo podemos imaginar su curso y sus misterios, ya nunca lo no
podemos olvidar.
Décadas
atrás hubo excursiones complejas, de espeleólogos que estudiaron el sistema
cavernario junto a Núñez Jiménez. Su trabajo salvó de la destrucción el paraje,
con riquezas generosas para la extracción de materiales de construcción.
Pudo
más la sensatez de preservar una maravilla natural que podría generar ingresos
por vías menos agresivas, a través de la industria sin chimeneas. El potencial
para turismo de naturaleza, científico, el senderismo, y otros, es alto en una
zona sin timidez para la belleza, y aun virgen de uso económico.
De
momento, agradezco la posibilidad que me da el oficio de perseverar lo
suficiente, volver a un sitio indescriptiblemente hermoso y poder compartirlo.
También de poder soñar con un día ir más allá de la oscuridad de la entrada de
la cueva que hoy es mi límite.
En verdad los pioneros explorando La Gran Caverna de Farallones de Moa, fue el grupo espeleológico Humboldt del ISMM, mayormente compuestos por geólogos quienes publicaron las primeras fotos en el diario provincial Ahora! El mérito de la preservación de las elevaciones que constituyen los farallones, lo tienen estudiantes y profesores del ISMM, apoyados por la comisión de historia del PCC municipal quienes elevaron la propuesta a las más altas instancias del gobierno. El apoyo brindado por el Dr. Núñez Jiménez y la Sociedad Espeleológica de Cuba fueron también de gran importancia.
ResponderEliminarA manera de enmienda, el Río Moa no brota de la tierra, es el resultado de la interacción hidrodinamica de tres corrientes superficiales que entran al macizo en su ladera sur por sendos sumideros: Ojito de Agua, Quebracho y Difícil.