Prevenir para no lamentar
Moa
se considera un territorio de alta vulnerabilidad frente a peligros de
desastres. Para argumentarlo basta entender que posee una densidad poblacional
superior a los 3400 habitantes por kilómetro cuadrado en la zona urbana, donde
se concentra además la mayor parte de las actividades económicas, entre ellas
la industria metalúrgica.
Para
concebir una adecuada estrategia que mitigue las afectaciones a las que la
población está expuesta ante posibles fenómenos naturales, tecnológicos y
sanitarios, ha resultado fundamental realizar estudios de peligros,
vulnerabilidades y riesgos.
La
posición geográfica de la localidad convierte a Moa en potencial víctima de
eventos meteorológicos y sismos de gran intensidad. Por esos peligros se han
realizado y realizan investigaciones del alcance de daños que pueden provocar
fuertes vientos, inundaciones por lluvias intensas, penetraciones del mar, terremotos
y deslizamientos de tierra.
Por
otros riesgos con que convivimos en esta región se desarrollan estudios de los
daños que pueden causar la sequía y los incendios forestales, pues más de 740
kilómetros cuadros del territorio están cubiertos de bosques.
La
infraestructura industrial y de servicios en el municipio determina que podamos
padecer la ocurrencia de desastres tecnológicos y de epidemias provocadas por
animales. Todos estos elementos son estudiados para minimizar sus posibles
impactos en la economía, la población y en el entorno natural.
Las
investigaciones hasta la fecha han puesto de manifiesto que en la localidad existen
peligros bien definidos sobre los cuales se puede trabajar para mitigar sus
efectos. Algunos que destacan son las instalaciones en las zonas costeras, la
seguridad de los taludes de las presas de las colas de las fábricas, el manejo
de productos químicos y desechos peligrosos, la resistencia estructural de las
edificaciones ante movimientos telúricos, y la vigilancia en las áreas
forestales para evitar siniestros.
En los estudios terminados hasta el momento por el CITMA en el municipio y el Centro para la Reducción de Desastres, se ha determinado que
existe una baja percepción de los riesgos, tanto en la población como en los colectivos
laborales, y en consecuencia, se trabaja inadecuadamente en la erradicación o
disminución de las vulnerabilidades y la prevención de los daños.
Estos análisis constituyen una herramienta de trabajo
útil para encaminar de forma científica las estrategias que minimicen las
afectaciones que pueden dejar los fenómenos naturales, tecnológicos y
sanitarios, y favorecer que resulten lo menos desastrosos posible. La
actualización permanente de esa información y su uso eficaz por las autoridades
e instituciones, es urgente e imprescindible si de vivir con niveles
permisibles de seguridad e invulnerabilidad se trata.
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